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Lupine

Una partuza de queruza

by Lupine

“¿UN UPDATE?¡INCREIBLE!”

Me mandaron un mail hace poco. El contenido me aseguraba entre otras cosas que soy “un puto” y me dio inquietante información sobre las actividades nocturnas de mi vieja. Mas allá de eso, también mencionaba que la página no tenía nada nuevo hace 4 meses. “¡4 MESES!”, pensé yo. “¡ESO ES MEDIA DOCENA!”. Solo puedo decir que no me di cuenta. Por alguna razón que en mi terapia todavía no solucionamos porque “hace falta que pongas mucha mas plata”, tengo un problemita con los tiempos. Mi fuerte son los números, pero a veces pasan 4 meses y para mi fueron 2 semanas. Aprovecho para saludar a mi familia que hace 2 semanas que no les hablo.

Con esta nueva información, me decidí a contarles algo. No tenía ningún update pensado, ya que lo cierto es que estoy A PLENO dibujando la tercer parte de la serie de LIA, y las mayúsculas no hacen más que darle credibilidad a mi relato. Iré por la mitad y hasta no terminarla, no tenía ganas de escribir nada. Sin embargo, voy a sacar algo de la galera. A ver… ¡un conejo! Me la veía venir a esa.

Hace poco tiempo abrí mi heladera, la cual no tiene absolutamente nada adentro mas que un bloque de hielo sólido en la parte del freezer. Dado que ya podía ver mi reflejo, descongelé la heladera y al otro día me encontré con una grata sorpresa. Un chorizo se encontraba en el fondo del freezer, petrificado por la baja temperatura y vencido hace meses. “¡Criogenia!” pensé yo, y me clavé el chorizo con 3 minutos de parrillita. De más está decir que el sabor era como el carnaval de Gualeguaychú hecho sustancias gustativas. Pero algo ocurrió. A las 2 horas pasó algo insospechado:

Me cayó mal. Tuve una cagadera importante y bueno, eso fue todo.

Comprobando que perdí la capacidad de inventar una historia fascinante en base a un acontecimiento común, voy a cambiar de tema. Alguna vez les prometí que les iba a contar mi experiencia en una verdadera orgía. Que mejor momento entonces. Acompáñenme en este informe para que ustedes, señoritas, confirmen que bochornosa es una bacanal entre hombres, y ustedes, muchachos, sepan que el porno nos viene mintiendo desde siempre.

LA INVITACIÓN

Como tantos otros días, hace mucho tiempo, entré a mi mail para buscar ofertas en réplicas de rolex. Sorprendido, noté un mail que tenía una dirección legible. Era de parte del “Chelo” Gelabert. Lo bueno de haber pasado por muchos laburos es que uno hace importantes contactos que nunca se sabe cuando le van a dar una alegría. En esta ocasión, un ex-compañero de laburo que no veía hace bastante me invitaba a su despedida de soltero. Consistía en pasar 2 noches en la casa de fin de semana de los viejos, quienes iban a estar afuera en la ocasión. Accedí por más que me resultó curiosa la invitación. Al “Chelo” no lo veía hace muchísimo tiempo, ¿por que me invitaría a mi si seguro tiene amigos más cercanos? Tiempo después me di cuenta que los tiene, pero son mas impresionables.

Tengo varios amigos del colegio que se casaron y estuve en cada una de sus despedidas de soltero. Sin embargo, dado que la mayoría de estos amigos míos son unos panchos en el buen sentido de la palabra, estas despedidas se basaron en ir al campo de alguien, comer asado, jugar un picadito, comer asado, siesta, comer asado, jugar un picadito, darnos cuenta que el asado crudo no da, preparar el asado, comer asado, y bajarlo con un picadito. En la mas zarpada de las despedidas llamaron un par de chicas que hicieron un “show erótico” con tanto entusiasmo como un cebú mascando pasto y apenas pasó la hora se mandaron a mudar. Con estas experiencias, me imaginé que me esperaba un fin de semana de siestita y pileta. Me confundí.

VIERNES

Me quedé jugando al Lineage o lo que sea que jugaba en esa época. Soy muy triste a veces.

SABADO

Me acordé y me tomé el tren y el bondi hacia mi destino. Allí me encontré con el “Chelo” y otros compañeros que no veía hace tiempo, junto con un grupo de desconocidos que asumo, serían amigos del novio. Había como siete u ocho personas con la cuales también había perdido el contacto, pero dado que muchas veces habíamos ido a la casa de alguno después del laburo, al rato ya parecía como si nunca nos hubiésemos dejado de ver y estabamos como carne y uña. El alcohol también ayudó. Como llegué a la tarde los chicos ya estaban preparando el asado de esa noche, por ahora todo me era completamente familiar. No tardó en desvirtuarse.

Yo imaginaba algo asi

Unas horas mas tarde ya nos habíamos bajado ¼ de las birras disponibles y algún que otro vino en el asado. En un momento el “Dinamo” Lamporini sacó una bolsa que contenía algo raro, que describió como el material “de lo que están hechos los sueños jo0jojoj0jo”. Dejaré en su imaginación el contenido de la bolsa mágica, pero basta decir que el aire se tornó espeso y al rato nadie en menos de 20 metros del “Dinamo” estaba en su sano juicio, quisiese o no. Para ese entonces ya hasta me costaba distinguir objetos. Dándome cuenta que debía permanecer consciente para narrar los sucesos ocurridos, hice mi mayor esfuerzo por mantener todos mis sentidos alertas. Creo que me pasé porque en un momento alguien gritó “Gol de central” y le puse una patada en la cara a modo de festejo al hermano del novio. Lo curioso es que no soy de central, ni estaban jugando. Lo bueno es que yo estaba descalzo por lo cual el golpe no fue tan grave, y el hermano no me dijo nada, principalmente porque nunca más se levantó. También en ese momento me di cuenta que no veía un carajo porque eran como las 12 de la noche y nunca me había quitado las gafas negras. Estábamos todos muy mal. Y llegaron las putas.

LAS PUTAS

Un auto se acercó hacia nosotros, entrando por la entrada principal de la casa, quinta, o hangar en el que estábamos, la verdad que a esta altura mi noción de la realidad tenía sus discrepancias. De allí bajaron cuatro personas. Dos de ellas eran señores de riguroso traje y corbata y anteojos negros. Descarten ya mismo la imagen mental que están dibujando de algo onda agentes del FBI, eran mas tirando a dos remiseros con las obligatorias gafas de Poncharelo. Del asiento de atrás bajaron dos quilombos. Una rubia y una morocha salidas de páginas de “escorts” (je, me recuerda que sorpresa me pegué cuando averigüé por un auto en Internet), pero con la diferencia de que estas tenían una cara perfectamente nítida y sin círculos negros en frente. Ambas se acercaron muy amablemente y me encararon primero a mí, quizás porque estaba sentado en el capot actuando de la manera mas casual posible.

“Hola Bebe” me dijeron. “El Bebe se fue hace unas horas” les respondí, refiriéndome a que el Bebe Contempony había estado en la fiesta porque es amigo de uno de los chicos pero se tuvo que ir temprano. Nunca más me dirigieron la palabra. Mientras tanto, los hombres de gris hablaban con el organizador del evento, “Mecanografía” Lopuzzo. Habrán notado que todas mis amistades, sean de donde sean, tienen sobrenombres curiosos. Es una agradable constante en mi vida y reconozco a veces soy el responsable. Unos momentos mas tarde, el show había comenzado.

Tengo que aclarar que cada invitado se tuvo que poner con bastante plata, y es ahora donde empezaba a ver el resultado. Las dos perras entraron a dar un espectáculo lésbico que era la delicia de toda la familia. Empezaron dándose unas miradas y más mimos que un homenaje a Marcel Marceau, todo mezclado con un erótico baile con movimientos de pelvis cuyas ondas perturbaron las brújulas a 30 kilómetros a la redonda. Es aquí cuando extendí mis brazos y haciendo una L de loser con cada mano, posicioné las mismas haciendo las veces de rectángulo por donde miraba el show y me imaginaba estar enganchando Cine Z o una peli francesa bizarra de I-Sat. Tengo que confesar me puse gomoso. Es la única manera en la que me puedo calentar hoy en día. Culpo a la televisión y a Internet.

Las trolas se dejaron de sutilezas y mientras una parecía haberse prendido fuego, la otra se apresuraba en apagar las llamas con la lengua. A mi alrededor, los muchachos estaban descolocados. Cual orangutanes, demostraban su entusiasmo saltando sobre el lugar, dando alaridos del tipo “BUENAAAA”, “NOOOOO”, “SEEEEEH” (aparentemente había un choque de opiniones ahí), y el siempre inadaptado “VIVA PEROOOON”.

Durante estos instantes me encontraba ocupado sosteniendo con ambas manos al “Ornitorrinco” Varela, que en su intoxicación estaba seguro que una de las putas era la mujer y me decía “SOLTAME QUE ES MI MUJER BOLUDO”. Convencerlo no era complicado, pero su calma duraba unos 40 segundos tras los cuales venía un hijo de puta y le decía “Che Varela, ¿esa no es tu mujer?” y la historia se repetía. Después vi fotos y eran tan parecidas como Catherine Zeta Jones y Lon Chaney Jr.

Rosbeef 12p el kilo

Tras concluir el show, pensé que todo había terminado. En realidad, recién empezaba. El “Chelo” se llevó a las dos trolas a un cuarto de la casa y no se que hicieron pero por los ruidos creo que estaban levantando una medianera. No tuve tiempo de considerar mi próximo tren de acción cuando de repente, apareció un auto más en la entrada del campo o el submarino donde estábamos. Entendí luego que los muchachos habían llamado unas putas caras para el show y para el homenajeado, y otras mas baratas para los demás. ¿Cuanto mas baratas? Me doy cierta idea.

Yo dije que llegaron en auto, pero sería mas apropiado decir que cada una llego montada a caballo, sin rebenque ni estribos. Descendieron de sus corceles y pude admirarlas en toda su magnitud: Cuatro guerreras, cada una probablemente con un hacha en la espalda, con más apoyadas encima que camilla de proctólogo. La primera era una morochita petisa de buen cuerpo y cara semi inocentona, de unos veintipico. Cuando digo “buen cuerpo” no me refiero a cuerpo de modelo o de foto de playboy, sino algo mas real, onda la mina que pasa en frente tuyo en la playa y que no podés dejar de mirar a través de tus anteojos negros cuando tu novia te está contando el último capítulo de Montecristo.

La segunda era una no-rubia, con unos posibles 30 años cronológicos pero con una mirada que daba a entender que vivió más que una tortuga de Galápagos. No ofrecía mucho por delante pero compensaba con un detrás donde solo faltaban espacios para publicidad.

La tercera era una veterana que tenía que tener un mínimo de 45 años y necesitaba un plan canje urgente. Su corte de pelo Stone no hacía mas que agregar insulto a su apariencia. Si entre las cuatro hacían un típico grupo de aventureros medievales, ésta era el enano gladiador.

La cuarta era parecida a la primera, solo que después del accidente. Era como ese home theater que te querés comprar que es muy parecido al Panasonic pero sospechosamente sale 400 mangos menos.

Si me quedaba alguna duda sobre estas curiosas visitas, se disipó cuando el “Dínamo” Lamporini, subido a un árbol hace vaya a saber uno cuanto tiempo, gritó “LLEGARON LAS PUTAAAAS” a viva voz. Ver la reacción de los chicos fue como ver una manada de hienas comiendo una cebra y gritarles “E VIEJA” disfrazado de un cuarto de res. Los ojitos les brillaban como estrellas. Todos en manada se abalanzaron sobre las chicas, la mayoría de ellos en dos patas, cuando bajó del auto una quinta mujer y alzó su mano.

La frenada pudo escucharse en la casa de al lado. Todos permanecieron duros en su lugar. La misteriosa mujer sonrió y declaró “De a uno chicos. Hay 10 consumiciones, después de eso cada uno se tiene que poner si quiere un servicio. ¿Está claro?” Todos asintieron con la cabeza, como preescolares recibiendo las instrucciones sobre como salir al patio. Me quedó claro que esta era la Madama, pero nunca entendí si “10 consumiciones” se refería a per cápita, a per puta, o que, pero lo cierto es que ahí me fui a mear y cuando volví, había flor de quilombo.

Debo aclarar algo en este punto. La casa donde estábamos pertenecía a los padres del “Chelo” y no iban a estar en todo el fin de semana. Siendo precavidos, antes de irse cerraron casi todas las puertas con llave, por lo cual solo teníamos acceso a la cocina, el viejo cuarto del homenajeado (ocupado por el y las putas VIP, en lo que en el momento se escuchaba como un ensayo de Ileana Calabró en Cantando por un Sueño) y un cuartito más. Este cuartito, que llamé “El Infierno de Dante”, fue rápidamente ocupado por dos de las putas y tres o cuatro de los chicos. La puerta permaneció cerrada y había alguien afuera que insistía con “No sean boludos, no entren”. Mi instinto periodístico me obligaba a echar un ojo adentro, pero podía esperar.

Mientras tanto, la veterana se llevaba a uno de la mano hacia un rincón del jardín que llamé “La sala de Karaoke”, donde la vieja se aprontaba a demostrarles a los demás los trucos que se aprenden en la vida. Se que algunos se estarán preguntando si tenía todos los dientes. No lo se, ni quiero saber. En otro lugar, la primera de las putas se encontraba completamente en bolas tomada de la mano del “Cañosilen” Urtizberea. Para los que piensen que mis amigos tienen sobrenombres poco creíbles, recuerden que vivimos en un país donde el payaso más famoso se llama “Piñón Fijo”.

El “Caño” (para los amigos) deambulaba de aquí para allá de la mano a la prostituta, ambos completamente en pelotas, gritando “¿Loco no hay un puto cuarto? ¿Quien tiene los forros che? ¡Compramos 4 cajas!”. Se veía como una versión perturbadora de esos dibujos de un nene y una nena corriendo por el arenero en pelotas. Ahora estoy pensando que esos dibujos capaz los vi yo solo. Que infancia rara que tuve.

Unos minutos mas tarde el “Caño” había conseguido forros y ahora demandaba “LOCO NO HAY CUARTOS, ÁRMENME UNA CARPA”. Yo hacía unos 20 minutos que estaba al lado del “Dínamo” Lamporini y su eterna nube de humo (es algo así como una versión ilegal de Pigpen), así que pude haber escuchado cualquier cosa. Cuando a los 10 minutos vi una carpa en el medio del jardín, pensé que ya estaba reloco, pero según las evidencias del día después, parece que alguien REALMENTE armó una carpa la cual obviamente llamé “La carpa del amor”. La imagen del “Caño” parado triunfal, con la carpa detrás y con la puta agarrada a el como un Koala, se quemó en mis retinas en lo que el “Dínamo” Lamporini describió completamente convencido como “Boludo, ¡son Yoko y John man!”. Estupendo.

“Che a mi novia no la toquen
no sean boludos eh”

Pasé la mayor parte de esa hora charlando con la madama en una mesa del jardín, junto con el ocasional borracho que venía, escuchaba un rato, preguntaba algo pelotudo como “Pero como consiguen chicas nuevas? Mandan un curriculum?” (Dixit de “Chopera” Gutierrez) y se iba. Me comentó que la más linda de las chicas “es nuevita”, lo cual podía explicar como la falta de experiencia de tener que lidiar con toda clase de hombres desagradables no había tenido un efecto inmediato en su apariencia. Aproveché para enterarme de que el negocio “va bárbaro” en microcentro al mediodía, donde los ejecutivos se pegan un polvazo en su hora de almuerzo para descargar tensiones. Si sus jefes vuelven de buen humor después del “break”, ya saben por que.

Tras mi muy interesante charla con la señora (una conversación más estimulante que muchas que tuve con estudiantes universitarios, a propósito), me dirigí al Infierno de Dante para saber que pasaba tras bambalinas. En el camino me encontré con el novio, quien despidió a las putas VIP con un beso y tuvo que esquivar a un “Ornitorrinco” Varela desbocado que le gritaba “TE GARCHASTE A MI MUJER HIJO DE PUTA”. Tras hacerle ver el error de sus ideas por 5ta o 6ta vez en la noche, seguí camino hacia el cuarto prohibido.
El cancerbero de la puerta se había ido, aparentemente con la veterana quien ya había barnizado a la mayoría de los presentes. Abrí la puerta y me encontré con un espectáculo patético.

Los que hayan visto pornos de orgía, imaginen como era. A las chicas que lean esto y que no hayan disfrutado de esa gama de la pornografía, imaginen lo que cualquier amigo suyo imaginaría. Ok, ahora olvídense de eso. La realidad es diferente. Acá no existe ese glamour. Pero me adelanto. Dentro del cuarto se encontraban las dos putas que faltaban y 3 de los pibes: “Mecanografía” Lopuzzo, Mario y “La Mole” Jaroslasky. Si, Mario no tiene sobrenombre. Puedo sentir su incredulidad.

Mecanografía estaba parado, con una mano detrás de su nalga derecha, en una pose que todos conocemos porque la vimos en la tele pero en la realidad, no tiene ninguna razón de ser mas que parecer un cogedor del carajo. Delante de el, en cuatro, se encontraba una de las putas, quien de vez en cuando le aseguraba “Que grande la tenés”, “Como la siento papito”, y “El riesgo país bajó 7 puntos en esta gestión”. No estoy seguro de esto último, pero sonaba igual de creíble. Lo curioso es que Mecanografía por momentos miraba a un costado, donde tenía un mueble con el libro abierto de “Los más graciosos chistes de gallegos”. El glamour no estaba acá. Busqué en la otra esquina de la habitación.

Allí vi a Mario quien miraba con una mezcla de frustración y congoja a su miembro, el cual tenía menos sangre que una libélula. Ayudando a darle respiración boca a boca se encontraba la otra trola, quien le decía “¿Que pasa chiquito? ¿No te gusta que te la chupe?”. Quizás era el “chiquito”, quizás la entendible presión de utilizar bien la plata gastada, pero probablemente el problema era que “La Mole” Jaroslasky estaba tirado a menos de un metro de ellos riéndose a carcajadas y señalándolo mientras gritaba “NO SE TE PARA CAGADA AAAAAH JA JA JA JA”.

Un detalle: “La Mole” tiene una de las risas más graciosas que escuché en mi vida. No estoy hablando de esas risas que todos conocemos porque tenemos un amigo que se ríe divertido. No. “La Mole” se ríe de manera literal. Su jajaja es precisamente un JA JA JA. Hagan esto. Digan, en voz alta, ahora mismo, haciendo énfasis en la jota y respetando los espacios: JA JA JA JA. Bueno, así se ríe el. Parece joda, pero es su risa real. Ahora imagínense tratando de coger cuando un orco limado los señala y les dice “MIRA ESA CHOTA JA JA JA JA JA”. No hay forma.

En ese momento volvió el guardia de la puerta y me sacó con tono de “Che no seas boludo”, y el resto de la noche la pasé vomitando porque algo me cayó para el orto. Como me dormí en el pasto hasta el otro día, no pude saludar a la Madama a quien quería invitar a casa para tomar el té con scons y hacer comentarios escuetos algún día. Por suerte sin embargo, entre el vomito y la apoliyada, pude vivir algo mas. Lo único que me acuerdo es que en algún momento me levanté y volví a visitar El Infierno, para presenciar esto:

Mario: “Escupímela”
Puta: “Eh? ¿Para que?”
Mario: “Dale guacha escupímela”
Puta: “Ay sos un asqueroso, no”
Mario: “¿¿Me estás mamando la pija y me decís que escupirla te da asco??”
Puta: “No tiene nada que ver bebé, yo te la chupo pero ¿para que querés que te la escupa?”
Mario: “Porque me re calienta dale escupímela”
“La Mole” Jaroslasky: “Bueh hinchapelotas te la escupo yo ya fue jhjjjhjhjhjhuueek…”

Y sin más, le hechó un gargajo con notable precisión sobre su hombría. El grito de la puta, la puteada de Mario y el JA JA de La Mole son probablemente lo último que se escucha antes de morir.

DOMINGO

-DRAMATIZACIÓN-

Me desperté sobre mi propio vomito a eso de las 6 de la tarde. Noté que “Transbordador” Verea tenía una bombacha en la cabeza, la cual me confesó le robó a la veterana. Podría haberme horrorizado si no supiese que Verea tiene una pasión por las putas que va más allá de todo canon de belleza. De hecho lo escuché la noche anterior diciéndole al batracio maquillado ese: “Vos sos la mas linda ¿sabés? Sos una princesa”. Ni ella se lo creía. Pero el amor, el verdadero amor, que “Transbordador” emite por cada poro a las mujeres de la calle es tan conmovedor que sueño con alguna vez poder ser tan dulce con alguien. También me enteré que en la Carpa del Amor “Cañosilen” estuvo horas con la primeriza, como en una luna de miel que salió horriblemente mal, hasta que en un momento notó que la mano que tenía sobre la pierna no era de la chica sino de uno que se había colado a la carpa y entre el quilombo de carne mando mano donde pudo.

Saludé y me fui a casa, había pasado una noche increíble. Se preguntarán por que no me morfé a nadie. Por un lado nunca fui muy putañero, de hecho no fui el único de los presentes ese día que prefirió no caer en las delicias de la piel. Por otro lado, sabía que en algún momento iba a tener que escribir sobre esto, y dado que para ese entonces ya me había puesto de novio con alguien que lee esta página, sabía que iba a ser para quilombo. Si, podía haber garchado igual y después no contarlo… pero piénsenlo, entrar a una orgía, garcharte a todas y después NO contarlo, es un despropósito absoluto.

Mas allá de eso, descubrí que la tele, como siempre, nos miente. En una orgía no están todos al repalo, las putas no son hermosas, hay un quilombo de organización en el cual para cuando alguien abrió el forro ya hay están todos los agujeros ocupados, y por sobre todas las cosas, está “La Mole” Jaroslasky que por mas que quieras, no te va a dejar coger.

“JA” “JA” “JA” “JA” “JA”

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