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Lupine

Sobre cómo tenía que masturbar a mi gata

by Lupine

Hace exactamente un año les conté sobre las bondades y características de cierta plantita, tanto como de sus costumbres, como el Año Fasático. Terminé el update y me puse a pensar que yo no tuve uno de esos, al menos no fue un año seguido. Eso fue el 22 de Agosto del 2008. No se dan una idea el hambre que tengo. Pero en fin, acá vienen para que les cuente gansadas.

Como tu viejo, vivo rodeado de gatos. Específicamente me refiero a mis dos querendones felinos, que me acompañan desde el año pasado. Uno de ellos es un gato blanco con una leve deformidad en el tercer párpado y OCD (Desorden Obsesivo-Compulsivo). El gato tiene una fuerte convicción que las cosas no deberían ir sobre otras cosas. Algo de esta relación le resulta simplemente antinatural. Es así que ocupa la mayor parte del día en tirar todo al piso, y luego llevarlo a uno de sus escondites. Abajo del sofá encontré dados, un reproductor de mp3, una brocha, cuatro anotadores, dos cubanitos y un vendedor de cubanitos (me había vendido los anotadores también, un capo Jorge). Su mal también se manifiesta en su necesidad imperativa de tocar todo objeto del depto unas tres o cuatro veces. No se que puede llegar a pasar si este ritual no se respeta, pero una vez lo interrumpí y al otro día cerró la empresa donde yo estaba laburando. Algunos lo llaman “efecto mariposa”.

Por otro lado, se deprime mucho. Tiene un profundo resentimiento hacia sí mismo. Es algo que no sé de donde habrá sacado cuando aprende todo de mí y yo lloro re poco antes de irme a dormir, pero el resultado es que todos los días, varias veces al día, el gato se sube al sofá, se mira al espejo montado en la pared, lo toca tres veces, y lo trata de arrancar a los gritos. Esto pasa a las 5 de la mañana, a las 10, a las 4 de la tarde y los fines de semana hay trasnoche.

Se llama Lord Cheseline. Tiene un año, y hace un año que no duermo más de 4 horas.

CRAAAAAAAAAWLIN' IIIIIIIIN MY SKIIIIIIIIIN

CRAAAAWLIN' IIIIN MY SKIIIIIIN THESE WOUNDS THEY WILL NOT HEAAAAAL

Por otro lado, la gata más dulce que conocí en mi vida. Sería la golosina que comen las golosinas. Tiene el pelaje más suave que tuve el gusto de acariciar. Tiene carácter, pero no jode nunca. Es independiente, pero dedica más de un momento a acostarse sobre uno para recibir mimos a cambio de esa sensación que solo te brinda un misifú ronroneándote en el pecho. Si tuviese buenas tetas sería la novia ideal.

Se llama Zelda. Tiene un año, y hace un año que lo poco que duermo al menos lo hago sonriendo.

Si mis viejos hubiesen dormido así, yo hoy sería un amor de persona.

Si mis viejos hubiesen dormido así, yo hoy sería un amor de persona.

Yo siempre tuve gatos. Como mascotas cuando era chico, como reemplazo de gente en mi vida adulta. Curiosamente sin embargo, nunca tuve una gata sin castrar. Siempre me llegaban castradas. Había escuchado las historias pero bueno, la gente exagera. Un día estaba hablando con unos conocidos vía la computadora, y escuché algo. No se que fue. Parecía Chewbacca después de haberlo miniaturizado, puteando por el precio de la carne. Giré la cabeza en torno a la dirección general del grito.

Nunca había visto a la gatita así. Ella respondía a mi mirada, con las pupilas dilatadas como si hubiesen sido pintadas en una fábrica de Kyoto. Como una paloma en una rave, mantenía un loop de gorgojeos que muy rara vez variaba en tonalidad. Para colmo, se retorcía en el piso en un movimiento que solo puedo describir como un pez sobre el asfalto haciendo teatro callejero.

Hasta el momento no había conocido en persona una felina con dicho mal. Me causó gracia, luego preocupación, luego irritación (curiosamente, una encuesta dice que eso mismo es lo que se siente cuando me acerco a una mina en un bar). Más que nada, me perturbaba el hecho de que parecía como drogada, y no es que drogue seguido a mis gatos, pero más de una tuquita me ha desaparecido en este año y caramba si no he visto gatos alocados al otro día. Y explicaría la personalidad del gato. No, este comportamiento me recordaba al sedamiento que muestran los gatos cuando se los opera por algo, por ejemplo. Parecía estar incómoda con lo que le pasaba. Probablemente quería que terminase pronto, para volver a su día a día sin tener que lamerse la argolla impulsivamente a cada rato.

Lamentablemente Lord Cheseline está castrado. Mientras la gata trataba de emular dialectos para pedir en toda forma posible que se la pongan, llamé al gato. No importa si está castrado o no, uno tiene instintos. – “Gato”, grité. “por el amor de dios dale masa a esta gata”. No respondió. Giré en la silla para mirarlo.

AGAINST MY WILL I STAND BESIDE MY OWN REFLECTION

AGAINST MY WILL I STAND BESIDE MY OWN REFLECTION

Ok, dejá, no me ayudes. Siempre me gusta consultar con expertos en estos casos así que abrí el msn.

Lupine Wolf dice:
Man la gata está en cualquiera. Creo que está en celo.
Bicho[DBZ] dice:
que paja lo que te pasa
Bicho[DBZ] dice:
la vas a tener que masturbar
Lupine Wolf dice:
que
Bicho[DBZ] dice:
lo que escuchaste
Bicho[DBZ] dice:
tene una birome a mano
Lupine Wolf dice:
Me jodés. Este sos vos, haciéndome una joda.
Bicho[DBZ] dice:
no te estoy jodiendo
Lupine Wolf dice:
Man no voy a hacerle una paja a la gata. Esa línea no la cruzo.
Bicho[DBZ] dice:
tene una birome a mano

¿Una birome? ¿Con que parte? Una, por más que tiene forma de pete de gato, tiene tinta. La otra es gruesa y hueca. No se cual era más aterradora. Me puse a buscar en internet sobre esta práctica, pensando que no iba a encontrar nada y olvidándome que en internet masturbar a cualquier especie no solo es normal, es canon. Lo cierto es que encontré muchas referencias a este evento del masturbar a la mascota. Al parecer no estaba solo. Como tantos otros momentos “bisagra” de la vida, como ser padre o entender el logo de Carrefour, había cruzado un umbral.

Es una "C". Lo blanco del logo, ¿lo ves?

Es una "C". Lo blanco del logo, ¿lo ves? De nada.

No solo hay testimoniales, hay métodos. Hay herramientas. Todas las historias arrancan igual: el perpetrador se levanta en la mitad de la noche, con los nervios estallados y la determinación de que hoy, dos cosas ocurrirán en conjunto: una gata va a acabar, y alguien va a dormir. Aparentemente la mayoría usan un hisopo o un “bastoncillo”, que seguramente tiene nombre con diminutivo para suavizar el hecho de que es un dildo interracial. No vi a nadie que sea lo suficientemente cabeza para sugerir una birome.

Me puse a leer las instrucciones de la gente sobre como hacer acabar a una gata… y la puta. Es incómodo tan solo de leer. Para darles un ejemplo, todas dicen:
“Introduzca el en la vagina de la gata, lentamente al principio, y luego cada vez más rápido…”
¿Posta? ¿No hay otra forma de ponerlo? Eso es lo que hago CUANDO COJO. No quiero hacer LO MISMO con mi mascota, no me importa si es por proxy o no. Yo también soy un idiota, porque pensaba que quizás el apareamiento felino era diferente, como la relación entre un auto y un surtidor de nafta. Me salteé los detalles y pasé a lo importante: como saber cuando tendría que frenar, o en otras palabras, como es un orgasmo felino. Traduciendo y citando las palabras del internauta FreshSpinach:

“El orgasmo felino es algo como lo que nunca he visto antes en mi vida. Es una saltarina, ecléctica y espásmisca danza de éxtasis que desafía cualquier experiencia de placer que mi mente puede siquiera empezar a concebir. Si los humanos tuviésemos orgasmos con la intensidad de una gata servida de esta manera no habría tal cosa como guerras, hambre, capitalismo o Dios.”

De cualquier manera, yo vivo con mi gata. No le voy a regalar eso cuando la tengo que ver todos los días. Un maullido de “Tengo hambre”, a partir del otro día me va a sonar a “Te quiero dentro mío”. Así que por más que no seguí los consejos de internet (¡muy a mi pesar!), noté que todos los sitios tenían mas o menos las mismas instrucciones, copiadas y pegadas de sitio en sitio. Teniendo esto en cuenta, por más que no apruebe este accionar, voy a aprovechar para hacer una simple guía. Con suerte será copiada y pegada por scripts automáticos que repartan mi valioso conocimiento, y le haré sentir a otros lo que sentí yo al leer su porno animal.

El gato está durmiendo. Le gusta así.

El gato está durmiendo. Le gusta así.

La Internet Apesta presenta:Si no te callás se la pongo en la boca: Como hacerle una buena paja al toga

* Tome a la gata y pósela sobre su regazo, con la parte trasera accesible. Seguramente la gatita se la ofrecerá libremente, si no ocurriese de primeras, seguramente lo hará al otro día de este procedimiento, porque vos viste como son de trolas las minas.
* Inserte el instrumento en la vagina de la gata. Este puede ser un hisopo, una varilla con algodón, o para mayor efecto, el Power Ranger negro con un strap-on casero. Nunca debe ser usada una birome.
* La gatita tendrá dos orificios. Uno de ellos estará expuesto y gomoso. El otro es el culo. No inserte el instrumento en el otro orificio, a menos que la gata específicamente lo pida, como hace tu hermana. En caso de confundir el orificio, diga en voz alta “uy me equivoqué jaja”, y vuelva a hacer lo mismo, hasta que la gata se de cuenta y ya no se pueda pilotear.
* Mueva el instrumento dentro y fuera de la gata, léntamente al principio, luego más fuerte. Puede que en esta etapa brote una sensación de angustia, al darse cuenta que usted se está moviendo a su gatita. Si esto ocurre, piense en un lugar donde este tipo de actuar sea no solo común, sino además una costumbre local. Piense en Japón.
* Continué con este ejercicio, cambiando de mano si es necesario, hasta que la gata acabe. Esto se hará evidente porque la gata se retorcerá de placer y usted cuestionará la entrega de todas sus ex-compañeras sexuales hasta el momento. Espere unos instantes y recupere el instrumento, o déjeselo puesto un rato como, ya habrá adivinado, me suele pedir tu hermana con lágrimas en los ojos.

Volviendo al relato, también averigüé que la gata estaría en celo por unos días, volvería a la normalidad, y tendría una recaída de pasión, retomando la circularidad del proceso por unos cuantos meses. MESES. Tenía que castrarla urgente, pero parece que hay que esperar que se pase el primer celo, o le dejás algún trauma a la gata. O la traumaba a ella, o le hacía una paja y me traumaba yo. Como un horticultor decidiendo entre abono o guano, todas mis opciones eran una cagada.

Lupine Wolf dice:
man la gata tiene el culo parado MAL
Lupine Wolf dice:
es como si estuviese suspendida por un hilo invisible que le agarra el cuarto trasero
Bicho[DBZ] dice:
tene una birome a mano

Esa noche me acosté y pensé en que no sería tan grave. Los maullidos no duran mucho, y de última se la distrae con algo. Cerré los ojos y los volví a abrir dos horas más tarde, porque en algún lugar del depto, Chewbacca estaba reclamando un penal. La gata se frotaba contra el piso como si lo pudiese lamer con la piel, mientras  se escuchaba un gorgoteo maniático que (espero) salía de su boca. El gato dormía. Llamé a la gatita, esta se subió a la cama y se dejó hacer los clásicos mimos de rascadita de sabiola, el peinado dorsal, el cachetini, y otros. Esto la hacía olvidar que tenía la pochola haciendole como un pescadito fuera del agua, pero es imposible dormir mientras se acaricia un gato. Hay que frenar. Y cuando frenaba, a los 20 segundos, la gata arrancaba de nuevo, volviendo a tirarse al piso y hablando en Arameo. Enfrenté al gato. “Men” le dije. “Tenés que cojerte a la gata. Por vos. Por mí. Por todos.” No me escuchó. Estaba durmiendo. No se como hace. Cuando se despertó, se puso a tratar de cubrir el espejo con una lona. No se de donde la sacó. No dormí.

La segunda noche fue parecida. Esta vez esperé a que se durmiesen los gatos y recién ahí me acosté. Me desperté a las dos horas, cuando la gata estaba gritando al lado de la puerta que da al pasillo del piso. Yo no quiero tener quilombos con los vecinos y mucho menos por algo tan claramente molesto, así que fui a buscar a la gata y la llevé conmigo a la cama. Se retorcía con gran incomodidad, tratando de dejar siempre el ojete apuntando al techo, como compulsa por una fuerza mayor. Escuché un ruido inmediatamente reconocible. El gato acababa de tirar una birome desde arriba de la mesita de luz. Me miró desafiante. Lo llamé “feo”. Se fue corriendo contra la pared y se knockeó por unas horas. Devolví la atención a la gata. Me miraba y se retorcía. “Brrrrruuu?” – parecía preguntar. Y como no le contestaba, insistía con más fuerza. “BRRRRRUUUUUU???” , con clara de intención de agregar un “la concha de tu hermana?” pero impedida por barreras idiomáticas. Me levanté, porque a mi no me torean así. Me fui a tomar un café a la YPF y volví de día.

La tercer noche estaba mirando una película, cuando por el rabillo de mi ojo vi algo increíble. Esperanzador. Heroico, diría. El gato, envuelto en verdadero patriotismo, estaba agarrando a la gata del cuello, y mientras ella levantaba la cola y ponía un felpudo de ¡BIENVENIDOS! en la entrada, el gato se la estaba tratando de cojer. ¡Hijo ‘e tigre! Sin testículos, sin recuerdos, sin manuales, solo puro instinto. Y no hablo de uno propiamente felino, esto era la exaltación de los géneros, un hombre y una mujer, una misma necesidad, y nadie más que ellos para brindarse todo lo que necesitan. Casi les saco fotos, mirá.

Cuestión que este gato de mierda no puede embocarle a una argolla ni en una kermesse. Me fui a dormir a lo de un amigo.

Finalmente llegó el día en que la gata se calló. Su actuar era el de siempre, y ya no tenía que bancarme al ojo de Sauron mirándome desde debajo de su cola. Esa noche dormí como un bebé, de hecho, a la otra noche también, y fui tan feliz que me olvidé por completo que tenía que llevar a castrar a la gata.

Al cuarto día la gata volvió a maullar. 24 horas más tarde un cirujano le estaba removiendo entrañas. No me acuerdo mucho como fue la operación, no había dormido la noche anterior.

Epílogo.

Lord Cheseline sigue combatiendo sus demonios, y desde que la gata está castrada se volvió mucho más vocal en sus preocupaciones, incluso pudiendo monologar por minutos enteros, que suelen arrancar tipo 3:30 de la mañana. Decidí que voy a dejar de dormir y lo reemplazaré con soja, o algo así. Después averiguo.

Zelda estuvo unos días abombada, pero ha vuelto a ser la misma de siempre. Volvimos a nuestra vieja relación, pero a veces, a la noche, cuando estamos acostados en la cama y después de reirnos un rato por algo gracioso que dijo alguno, se hace un silencio… y yo sé que ambos estamos pensando en lo que podría haber pasado.

Bicho[DBZ] dice:
a donde vas?
Lupine Wolf dice:
Me voy a tomar un café con una piba
Bicho[DBZ] dice:
quien?
Lupine Wolf dice:
No la conocés, es una fan de LIA.
Bicho[DBZ] dice:
tene una birome a mano

1,217 Responses to “Sobre cómo tenía que masturbar a mi gata”

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