El ciclo vital |
Oa. La vida del ser humano es un largo trayecto lleno de cambios. Dijo el poeta: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar” y vendía Guias Filcar en la linea D. A grandes razgos hay claras etapas en nuestro ciclo vital:
– Infancia, donde somos marcados por nuestros padres para definir que tipo de neurosis afectará el resto de nuestros días,
– Adolescencia, donde inevitablemente somos unos pelotudos y hacemos nuestro mayor esfuerzo por evitarlo, con negativo resultado, ya que somos unos pelotudos,
– Crisis de los 20 o Juventud, donde ayudados/perjudicados por los traumas de las dos primeras etapas montamos los cimientos de lo que será el resto de nuestras vidas,
– Super Saiyan, donde nos cambia el color de pelo,
– Adultez, donde construimos sobre los cimientos montados,
– Crisis de los 50, donde destruimos los cimientos y ponemos un parripollo,
– Tercera edad, donde tratamos de evitar que nuestros hijos escapen de sufrir las mismas neurosis que nos marcaron de niños, fallando, y corrompiendo a nuestros nietos en cambio,
– Vejez, donde por alguna razón solo queremos ver Canal 9 o ATC,
– Crisis en tierras infinitas, donde se unen todos los mundos de DC en una sola linea de tiempo y Superman de Tierra Dos queda encerrado con otros en una burbuja loca.
El tema que nos compete hoy es uno que me tiene molesto: La adolescencia. Llegando al casi cuarto de siglo vivido, contento con la aparición de algunas canas al costado de mi cabeza (como tiene el Superman de Tierra Dos) y cada día mas anciano llego al punto de pensar “¿Que le pasa a los pendejos de hoy?”. En algún momento alguien hizo algo mal y hoy en día tenemos, creo yo, la peor adolescencia en siglos.
Dividamos nuestro objeto de estudio en etapas:
12 años: Cambios graduales. De un día para el otro el no bañarnos pasó de ser un acontecimiento trivial a una bomba de hedor. Aparecieron pelos donde antes no habían, descubrimos los placeres de una buena tocona o si ya lo habíamos hecho, notamos una novedosa secreción al culminar tan íntimo acto, seguido de (por supuesto) un llamado al mejor amigo para decirle “BOLUDO ME RE SALTÓ” con el entusiasmo de quien recibe un aumento. Si hubiésemos estado más atentos habríamos notado que las chicas ya no parecían tan interesadas en escuchar sobre como Lex Luthor de Tierra Tres era bueno y los demás eran malos, pero en vez de darnos cuenta de que ellas iban mas adelantadas en su maduración, las ignorábamos ya que Batman es un groso y la Mujer Maravilla no existe.
“Ah, veo que despertó, Sr. Bond” |
13 a 14 años: El infierno, para los demás. Aquí pasamos a ser el pendejo que se la tira de rebelde, autoengañándonos de que alguien nos podía tomar en serio. Discutimos al pedo, nos quejamos al pedo, nos pusimos nuestro primer pedo y enfrentamos a nuestros padres, seguramente con algún “¡Ni en pedo!”. Masomenos en esta etapa elegimos una tribu urbana donde nos sentíamos cómodos, para “ser yo”, siendo como todos nuestros amigos. Pronto también descubrimos que a la Mujer Maravilla le re daríamos.
Era también común llegar un día a nuestra habitación y pensar “¿por que tengo un poster de Frutillitas?”, colgando en su lugar un poster de la trola del momento. Aclaro que nunca tuve un poster de frutillitas pero si varios de Disney. Un día vinieron unas amiguitas a casa y pidiéndoles que me esperen un segundo, los arranqué de la pared y los tiré por el balcón. Por alguna razón imaginé que a las chicas no les iba a parecer un galán si entraban a mi cuarto y lo primero que veían era que muchas aventuras hay en PatoLandia. Eso si, la caja dorada del Zelda para Super Nintendo quedó en su lugar porque Link es EL PUTO AMO y si no lo podían entender no se merecían mimos.
15 a 16: Esclavos de la paja. A esta altura no solo descubrimos que la Mujer Maravilla está mas buena que un sordito en la cama, sino que también llegamos a ciertas conclusiones que paulatinamente iban creciendo en audacia, como:
-A Pamela Anderson la mato
-A Maby Wells le re doy
-A la Roccasalvo una le dedico
-A la de “A Jugar Con Hugo” le entro como Giunta a la gamba
En esta época es donde podíamos darnos el lujo de tener las mas intrascendentales conversaciones con nuestros amigos, el tipo de cosas que antes no podíamos discutir porque no eramos un dinamo hormonal y que con mas edad nos iban a parecer “boludeces”. Cuestiones como “¿A que personaje de Disney le darias murra?” adornaron mi adolescencia, que a propósito La Sirenita se lleva todos los premios y no me manden mails diciendo lo contrario, no voy a discutirlo a esta altura de mi vida porque son boludeces.
Algo común de esta etapa era también el “Tit Spotting”: pasar horas en frente al televisor desde las 22 horas con la paciencia de un francotirador araña esperando que en algun canal muestren una escena de sexo o como mínimo, una teta. Esto requería habilidades que nunca mas volveríamos a utilizar pero que eran dignas de un piloto militar: el zapping entre los canales mas prometedores a velocidad Mach V para no perdernos nada, el reconocimiento de terreno (Comedia adolescente +15-25% de tetas, Película Francesa +40% de sexo innecesario, Película Italiana +30% de BUENAS tetas), la valentía y adaptabilidad de un boina verde para terminar dedicándole una al documental de tribus africanas en el Discovery Channel y la creatividad de un estratega para desnudar mentalmente a la conductora de CNN.
Para los 16 ya volvimos a ser personas pensantes, al menos la mayoría. Algunos se quedaron y se quedarán por siempre en la estupidez de los 14, pero el resto dejamos la rebeldía inútil, las tontas costumbres y las bobas modas por algo mas importante: ponerla. Claro que para la mayoría de nosotros ponerla a los 15 o 16 era imposible dado que las de nuestra edad salían con pibes con auto. Gracias a Dios teníamos una mano hábil. Y Fashion Network.
Sabés la masa no? |
17 a 18: Desilusión. Finalmente conseguimos la licencia de conducir, o un amigo la consiguió, y descubrimos que las chicas de nuestra edad salían con pibes con auto Y un laburo. Seamos sinceros, la mayoría de los muchachos que vemos pasear en el auto de papá tienen mas pinta de un prófugo de calesita que un galán. Eso no quita que teníamos un medio de transporte y podíamos ir a ROMPER LA NOCHE: Viajar por todos lados al pedo, parar en un mcdonalds, llevar combos agrandados e ir a comerlos a la costanera a ver como cojen en los otros autos.
Desde los 19 en adelante la llegada de un laburo/una carrera hace todo tan dispar que no podemos elaborar una síntesis. Sin embargo tenemos suficiente para trazar nuestro adolescente promedio, al menos masculino, ya que desconozco como será la adolescencia femenina. Creo que en algún momento “les viene” algo y desde ese entonces una vez por mes mudan la piel.
Como por sobre todas las cosas esta página es tan seria como un funeral de Santo Biasatti, vamos a explorar la adolescencia según los tiempos para tener mas información:
Edad Antigua:
No tenían. La adolescencia era una novedad que el hombre antiguo no había descubierto como el aseo personal o la heterosexualidad, entre otras.
Edad Media:
Dado que la mayoría vivía hasta los 30 o 40, se salteaban la adolescencia directamente. Debutaban a los 8, sacaban su primer crédito a los 12, se ponían Lord Cheseline a los 25 y tenían orejas y nariz del tamaño de un melón a los 32.
Edad Moderna:
En algún momento de aquella Era alguien decide que hay que ponerle un nombre a cuando el niño deja de tener piojos y empieza a tener granos. En esa época se descubrieron muchas más cosas gracias a la introducción de la psicología. Mucho le debemos al doctor Sigmund Freud para poder echarle la culpa de todo a nuestros padres, al sexo o a ambos.
Sigmund: “Lo escucho”
Paciente: “Doctor, sospecho que mi hijo quiere matarme”
Sigmund: “¿Por qué querría su hijo hacer tal cosa?”
Paciente: “No se, usted es el doctor”
Sigmund: “Bueno, puede que tenga una fijación sexual con su madre y naturalmente lo vea como un competidor ante el cariño de ella. Sería un clásico caso de un complejo edípico no resuelto en su momento. Pero me estoy adelantando, ¿como sabe que su hijo lo quiere matar?
Paciente: “Bueno, después de aceptar el té que me preparó, estoy acá tirado en el diván y perdí el uso de todas mis extremidades”
Sigmund: “Eso debe ser porque MAMITA ES MÍA Y ME QUIERE MAS A MÍ, VIEJO BUFARRA”
1900-1950:
“Esta noche haré algo diferente. Quizas contraer Tifus.” |
En estos años la adolescencia comprendía mas que nada el despertar sexual y rezar por no tener que ir a alguna guerra. Los adolescentes de antaño eran llevados por sus padres a debutar, mientras que las señoritas iban acortando sus polleras y cambiando las muñecas por literatura romántica. Un embole de época, bah. Sin embargo, los adolescentes eran dentro de todo respetables: sus gritos de rebeldía se limitaban a mirar a la vecina mientras se cambiaba o usar ropa de colores como marrón, gris o marrón claro.
Mas que tribus urbanas había estereotipos: los tragas, los deportistas, los intelectualoides, los jodones, los galanes, los vagos, etc. Los introvertidos no tenían a nadie con quien compartir sus cosas y llevaban una sana vida adolescencia cerrada para ser unos perversos o psicóticos en su adultez, como corresponde. Mas que nada todo giraba en torno al misterio del sexo, cosa que cambió luego de que llegaron los hippies y de repente estaban todos en pelotas fumando hierbas y abrazando arboles.
1970:
Vean “That 70’s Show”, imaginen que acá las cosas eran similares y ahórrenme trabajo.
1980:
Los 80’s no tienen explicación racional. De cualquier manera, el adolescente medio seguia siendo algo aceptable. Estaba el que andaba en skate, el que se alienaba con un Atari o quizas un Nintendo, por otro lado los metaleros de siempre y el clásico James Dean Wannabe. Puede que algunos se vieran ridículos, pero estamos hablando de los 80’s, que bien podría ser la adolescencia de las décadas, ignorando la linea de tiempo.
1990:
Los geeks de antes usabamos colores |
Mi adolescencia. Recuerdo cuando mis amigos y yo entramos en esta etapa. Como buenos pelotudos rebeldes, usabamos jeans rotos (los míos por un choque en bicicleta, era hardcore. Choqué contra un auto estacionado.) y escuchabamos rock pesado. Unos muchachos en Seattle inventaron el Grunge y si no querías ser metalero podías ser alternativo, pero en esa época era escuchar Pearl Jam o Nirvana. Empezaba una actitud un poco más apática, pero se mantenía un nivel. Eramos chicos rudos. Vestíamos colores oscuros. Teniamos un poster de Metallica en el cuarto. No ibamos a bailar porque eso era para ñoños. Nos quedabamos toda la noche en una esquina mirando minas. Eramos en resumen, unos pelotudos. Pero teníamos punch.
No recuerdo cuando dejé de ser un rebelde tarado como mis amigos. Me acuerdo que al año de ser un grungero loco, Kurt Kobain se voló la cabeza y me dije “Este muchacho se pasó de rosca”, cumpliendo 60 años ahí mismo y colgando los jeans rotos y la camisa a cuadros. Desde ese día nadie me saca de la mecedora mientras escucho Louis Armstrong y desperdicio mi juventud.
Es desde esta posición de viejo choto que digo “mi época era mejor”. Los canales de música PASABAN MÚSICA y tenían su sección de metal. Los VJs de MTV eran gente capaz. Hasta Ruth “Monoexpresión” Infarinato era mas piola que los actuales. Uno se da cuenta que ya no es más adolescente cuando le mencionan un video de MTV y se da cuenta que no ve ese canal hace años. Hoy en día se me ocurrió pispear y quedé estupefacto. 3 de cada 5 veces que lo sintonizo veo series que parecen pensadas por un nene de 8 años que se golpeo la cabeza al nacer y consume merca desde los 4. Casi en un 80% tienen la premisa de “gente haciendo que actua naturalmente” por mas que tiene un SET DE FILMACIÓN en frente suyo. Los odio por consumir eso.
Quisiera exponer el caso de la adolescencia actual para llegar al fato del asunto pero el update me quedó largo. Prosigo en la segunda parte de este estudio, a subir en un tiempo indefinido pero que seguro NO es un par de días, donde pasaré a insultar al 50% de nuestros visitantes ya que tengo la fuerte sospecha que esta página tiene un promedio de edad de 16 años. No estoy orgulloso de ello. Será hasta entonces y mientras tanto, me voy a ver A&E Mundo que hay una pelea de robots.
Ah, me olvidaba: Habrán notado que falta algo. Me puse a pensar y creo que la guerra de manatíes que llevamos con “Cruel Angel” Maida ya perdió todo sentido. Ya no es gracioso y mucho menos adulto seguir con una peleita tan tonta. Por lo tanto, ya fue. No sin antes…
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